Dentro del mundo de las artes gráficas existen ciertos términos que resultan imprescindibles conocer. Por eso, hoy vamos a hablar de la diferencia entre CMYK, Pantone y RGB. Solo así podrás conseguir que los colores de tu diseño en pantalla se reproduzcan fielmente en el resultado final impreso.
El color es una herramienta clave para cualquier profesional del diseño gráfico, la impresión o la comunicación visual. Cada sistema de color tiene su propia forma de funcionar y tiene un propósito concreto, puede transmitir diferentes emociones o valores. Saber cuándo y cómo usar cada uno puede marcar la diferencia entre un trabajo profesional y uno que no lo es.
El color como lenguaje visual
A través del color enviamos mensajes que van directamente al cerebro de las personas que lo están viendo, y este reacciona en consecuencia. Por un lado, los colores más fríos transmiten calma y profesionalidad, y, por otro, los colores cálidos transmiten cercanía y energía. Por eso, en el ámbito del diseño y la impresión, la elección de los colores es importante, ya que refuerza la identidad visual y ayuda a que el mensaje se comunique con la intención deseada.
Pero, no podemos olvidar que lo que se ve en una pantalla no es lo mismo que lo que se imprime en un papel. Por eso, contamos con estos tres modelos de color: RGB, CMYK y Pantone.
RGB: el color de las pantallas

El modelo de color RGB (Rojo, Verde, Azul) es el que utilizan todos los dispositivos que emiten luz como pantallas de ordenador, móviles, televisores o cámaras digitales. Funciona mediante síntesis aditiva, lo que significa que los colores se crean sumando luz.
Cuando se combinan los tres colores primarios (RGB) al 100%, se obtiene el blanco. Y, por el contrario, si no se emite ningún color, se obtiene el negro.
Por lo tanto, el sistema RGB puede generar una amplia gama de colores y tonalidades. Es el sistema de color que debes usar en diseños que están destinados a usarse exclusivamente en medios digitales, como páginas web, redes sociales y vídeos.
Sin embargo, hay un inconveniente importante: los colores RGB no se pueden reproducir con precisión en impresión, ya que las tintas no emiten luz, sino que la absorben. Por eso, si imprimes un archivo diseñado en RGB, es probable que los colores pierdan intensidad o cambien.
CMYK: el color de la impresión

El modelo CMYK (Cian, Magenta, Amarillo y Negro) es el modelo estándar que se utiliza para la impresión digital, el que debes utilizar en los archivos que nos envías para su impresión en realisaprint.es. Este modelo opera mediante una síntesis sustractiva: las tintas absorben ciertas longitudes de onda de la luz y reflejan el color que podemos ver.
Cada imagen que se imprime se crea a partir de cuatro planchas, una para cada color (CMYK). Mediante pequeños puntos impresos en diferentes proporciones, se logran una gran cantidad de tonalidades. Este proceso, conocido como cuatricromía, es fundamental tanto en la impresión digital como en offset.
El sistema CMYK asegura que el diseño se reproduzca fielmente en papel, dentro de las limitaciones físicas del soporte.
Pantone: la referencia exacta

El sistema Pantone Matching System (PMS) nació para solucionar un problema común en el mundo gráfico: cómo garantizar que cada color sea exactamente igual en diferentes impresiones, sin importar el papel, la máquina o la imprenta.
A diferencia del método CMYK, Pantone no mezcla tintas durante la impresión. En su lugar, utiliza colores directos, que ya vienen preparados con fórmulas precisas. Cada tono tiene un número único, lo que facilita su identificación y reproducción sin margen de error.
Además, Pantone ofrece variantes para diferentes soportes: “C” para papeles brillantes (coated), “U” para papeles mate (uncoated), o “TPX” para tejidos.
Usar Pantone asegura que el color corporativo se mantenga igual en todo tipo de materiales sin depender de calibraciones o ajustes de máquina.
Cada sistema tiene su razón de ser: RGB da vida a los proyectos digitales con colores vibrantes; CMYK garantiza resultados consistentes en impresión; y Pantone aporta precisión y coherencia en la identidad visual de una marca. Elegir correctamente el modelo de color desde el inicio del diseño te ahorrará tiempo, evitará errores y, sobre todo, asegurará que tu trabajo se vea exactamente como lo imaginaste. Porque, al final, el color: comunica, emociona y da vida a las ideas.








Deja una respuesta